A MODO DE REFLEXIÓN...

En estos días de recortes en educación, en sanidad, en pensiones, en salarios, en condiciones laborales, etc. me ha sorprendido la noticia de REPSOL, y sobre todo el despliegue diplomático y gubernamental tanto a nivel español, como europeo y demás (México, EEUU, etc.).

Como ciudadano de a pie, trabajador y receptor de todo tipo de recortes inimaginables apenas hace algunos años atrás, no deja de llamarte de forma alarmante la atención la reacción de toda la cúpula gubernamental, que casualmente, es la misma que aboga por los recortes en sanidad, en educación, en salarios, en condiciones sociales, laborales, etc.

La verdad que poco entiendo acerca de las normas que rigen el mercado internacional o de las que rigen el propio país de Argentina. Resumiendo y haciendo un análisis, quizás excesivamente simplista, REPSOL es una empresa privada, que mira por sus intereses. Pero como ciudadano no he visto en estos tiempos de crisis recibir absolutamente ningún tipo de beneficio de esta empresa. Al revés, el precio del gasoleo o gasolina sube como la espuma. Y los beneficios se los reparten su consejo de administración y accionistas.

Por otro lado, el mismo gobierno que ha salido a defender, de forma tan enérgica, los intereses de esta empresa privada, del mismo modo enérgico sale a intentar hacernos creer que los recortes en sanidad y educación son necesarios y que no hay más remedio que volver a aumentar la ratio del aula, entre otras medidas.

La eduación es el futuro de un país. Médicos, psicólogos, maestros, arquitectos, ingenieros, etc. salen de esa cadena pública tan desprestigiada, por algunos, como es la eduación. Que haremos en un futuro cuando falten médicos, investigadores, maestros, arquitectos, etc.

La educación y la sanidad sí son dos empresas de las que diariamente nos beneficiamos todos los ciudadanos (y por extensión el país), acudiendo a nuestra cita con el médico, formándonos en colegios, institutos o universidades. Sin embargo este recorte que se prevee de muchos miles de millones de euros, nadie sale a defenderlo sino a apoyarlo y a justificarlo.

Se defiende lo que, a priori, para el ciudadano de a pie nada recibe a cambio, y aquello de lo cual si que recibimos lo ajusticiamos, lo vilipendiamos, lo infravaloramos... ¿hasta cuando?

En definitiva se defienden a mercados y a multinacionales, sin embargo ¿quién defiende a los niños y su educación? ¿quién defiende a esos futuros médicos, maestros, arquitectos, etc.?