Son tiempos de crisis. Pero a nivel educativo y llegados este momento, quizás debamos pensar qué entraña la palabra crisis(estafa), o al menos, qué oportunidades tiene la palabra crisis para la educación.
Qué duda cabe que al hablar hoy de crisis todo queda ensombrecido, toda esperanza queda diluida en una neblina difícil de sobrellevar, por mor de que dicha palabra automáticamente queda asociada a falta de trabajo, a falta de expectativas futuras, a malestar económico, etc. Y cada vez más a corrupción, que te lleva, por lo poco, a la indignación. Con lo cual, el cóctel para sorber el néctar del malestar ha sido servido y más que servido.
También es cierto que la crisis, a nivel educativo, tiene un gran potencial. No me estoy refiriendo a los recortes en el sistema de educación, que es un peso pesado dentro de los motivos para estar indignado. Me estoy refiriendo, básicamente, al consumismo desproporcionado en el que estábamos inmersos.
Puesto que todo se compraba, todo dejó de hacerse, y todo dejó de reutilizarse. Por ello a nivel educativo puede ser un buen momento en estas navidades para desarrollar las manualidades y la creatividad de los niños a través de los regalos. Más concretamente me estoy refiriendo a hacerles ver el valor añadido que tiene el realizar algo que servirá como regalo. El pensar qué le puede gustar a la otra persona, el ver cómo se podría realizar, el llevarlo a cabo (con ayuda de algún adulto), el ver el trabajo terminado, y entregárselo a la persona querida (mamá, papá, abuelo, abuela, primo, amigo, vecino, etc.), es todo un proceso en el que hay que poner buena parte de los ingredientes que se requieren para una buena educación. Por supuesto será un proceso educativo que hay que plantearle al niño como lo que es: un juego. "¿Qué te parece que este año que estamos un poquito peor de dinero, hacemos nosotros mismos algunos regalos? ¿Crees que seríamos capaces de hacer algunos regalitos? ¿Se te ocurre alguna idea?" y a partir de ese momento... manos a la obra.
No solamente sería una buena tarea para el niño o la niña, sino que los adultos que lo rodean también se verían inmiscuidos en lo que se está realizando, con lo que se estaría compartiendo una ilusión en conjunto con su hijo e hija. ¿Hay algo más educativo que compartir ilusiones, disfrutarlas y vivenciarlas junto a los más pequeños?. Ilusión. ¡Qué palabra más bonita y qué pocas veces compartidas con ellos de tú a tú!
Desde elvalordelaef animamos a que la crisis, ya que nos ha tocado vivirla, pueda ser de utilidad educativa: concienciar del ahorro de agua, luz y gas que debemos de realizar, no sólo a nivel económico, sino también a nivel ecológico; del valor que tienen las cosas realizadas con cariño como regalo único; del fomento del transporte en bicicleta o las caminatas junto a cosas de que hablar; de la utilización de juegos populares (canicas, trompo, hilos, etc.) y de los juegos familiares; de aumentar el aspecto crítico para con los anuncios publicitarios de juguetes; etc.
En definitiva, esperemos que estas navidades debido a las circunstancias sean diferentes a nivel humano. Y lo que se ha perdido a nivel material se contrarreste a nivel afectivo, emocional y educativo. Animo a que al menos uno, de todos los regalos que harán los niños y niñas de nuestro colegio, sea realizado a mano en compañía de sus progenitores. Un solo regalo. Uno solo. Uno.
FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO 2013